Observatorio sobre la biodiversidad en la Jornada Mundial dedicada al Suelo.
Después de los océanos, el suelo es la mayor reserva de carbono del planeta. Un tercio de todas las especies vivas habita bajo su superficie. Es un bien común y, hoy, está en peligro.
«Estamos destruyendo el suelo olvidando que garantiza el 95% de nuestra alimentación. El terreno proporciona los nutrientes y el agua necesarios para producir los alimentos. Filtra el agua de la lluvia y la reintegra a su circulación limpia y potable. Regula el clima.» afirma Piero Sardo, Presidente de la Fundación Slow Food para la Biodiversidad.
«Se necesitan miles de años para crear unos pocos centímetros de terreno fértil, pero bastan unas pocas décadas para destruirlo, y no es siempre posible recuperar su estructura y fertilidad: si el suelo es pobre en vida e insalubre, es imposible producir una alimentación sana.»
Slow Food dedica un Observatorio de la Biodiversidad al suelo, evidenciando las causas de su destrucción
Industrialización de la agricultura
Fertilizantes químicos, semillas de alto rendimiento, pesticidas, herbicidas y monocultivos han casi triplicado la producción agrícola, pero han comprometido la biodiversidad en el suelo y la diversidad de cultivos.
Erosión
El agua y el viento remueven parte del estrato (pocas decenas de centímetros) en que se concentra la sustancia orgánica. Disminuye así la fertilidad de los suelos y la productividad de los terrenos, en algunos casos de manera irreversible.
Deforestación
Cada año se devastan 7,3 millones de hectáreas de bosque, una superficie igual a la del estado de Panamá, sobre todo en las áreas tropicales (Indonesia, Brasil, Tailandia, Congo). La deforestación contribuye con un porcentaje de entre el 6 y el 12% a las emisiones en la atmósfera de dióxido de carbono.
Impermeabilización
Causada por la construcción de infraestructuras para los transportes y la urbanización: entre 1990 y 2006 en Europa se han impermeabilizado 15.000 km² de suelo. Si esta tendencia se mantuviera, en un siglo se perdería, solo por esta razón, un área del tamaño de Hungría.
Contaminación y extracciones
Cada año se producen en el mundo cerca de 200.000 metros cúbicos de desechos radiactivos, y la tendencia está en alza constante.
Pero Slow Food indica también el camino a recorrer para preservar la fertilidad de los suelos: adoptar la agroecología.
El suelo es un ecosistema complejo cuyo equilibrio ha de ser conservado. La agroecología es un sistema productivo que mantiene la fertilidad, requiere menos insumos químicos, preserva la biodiversidad y hace a los suelos menos propensos a la erosión y a la desertificación.
People For Soil
Slow Food, además, junto a otras 400 organizaciones de la red “People 4 Soil” ha lanzado una petición europea para la defensa del suelo, con el objetivo de recoger en doce meses un millón de firmas en toda Europa para que el Parlamento Europeo reconozca al suelo como un bien común y promulgue una ley para su gestión sostenible.
El suelo no está hoy sujeto a normas coherentes en los países de la Unión Europea, y una propuesta de Directiva Marco sobre el suelo fue retirada en mayo de 2014 después de ocho años de bloqueo por parte de una minoría de Estados Miembros.
Desafortunadamente, las actuales políticas comunitarias adoptadas en otros sectores no garantizan un adecuado nivel de protección para los suelos en Europa. Pero los ciudadanos europeos tienen el derecho de participar directamente en la elaboración de las políticas de la UE gracias a la ICE (Iniciativa Ciudadana Europea): una importante herramienta de democracia participativa que ha sido activada por la red People4Soil.
Texto: Slow Food Press